Durante los días del
Campo de Trabajo no podíamos dejar de lado otras realidades que, aunque muchas
veces no nos demos cuenta, están muy presentes en nuestra isla.
Algunos de los jóvenes
tuvieron la oportunidad de visitar a varios enfermos del pueblo que tan
amablemente nos había acogido. Compartieron con ellos un rato de diálogo del
que muchos sacaron grandes experiencias que contar y una nueva forma de mirar
la vida, incluso, una dosis de optimismo que veían reflejado en los ojos de
aquellos que peor lo estaban pasando y aún así tenían fuerzas y fe para
sonreír.
Además, los hermanos
de la Cruz Blanca nos recibieron una vez más, permitiendo que todo aquel que
quisiera pudiera dedicar algo de su tiempo a los mayores y discapacitados.
Jugaron, acompañaron y compartieron sonrisas una vez más con aquellos que más
necesitan una mano amiga en su día a día.
También hubo un momento para los más pequeños.
En la mañana del sábado todos los niños del pueblo estaban invitados a participar
en los talleres que Savia Nueva organizaba expresamente para ellos. Con
manualidades y juegos y toda la energía que aún les quedaba pasaron una mañana
de diversión con los más peques de la zona que se animaron a acudir.
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